La constitución como función.
Tradicionalmente hemos visto a la constitución como un documento, como un texto que contiene, o verdades reveladas, o disposiciones humanas que consideramos mínimas para una adecuada vida social. De esta forma, le damos certeza a su contenido y podemos situarlo como la norma de mayor jerarquía en el entramado. Sin embargo, siguiendo a Rolando Tamayo, podemos estimar que la constitución es una función. Esto, en varios sentidos. Primero, en tanto distribuye competencias entre ámbitos (federación) o niveles (estado central) de gobierno; segundo, porque fija los contenidos posibles y los procedimientos de creación de normas, esto en un evidente y claro sentido kelseniano. Si lo anterior es correcto, la manera coherente de interpretar a la máxima norma es buscando su funcionalidad. Una interpretación dinámica y previsora, que teniendo a la mano el pasado y sirviéndose de él (Churchill por referencia a Lord Rosebery) sea contemporánea. Entender que interpretar la norma de normas, es ...