“Sumisión” de Michel Houellebecq
Desde las primeras páginas se
sabe cómo acabará el libro. Pero eso no significa mucho en realidad, pues lo
que vale la pena es el camino que recorrerá el antihéroe de la historia. El fin
presentido no quita las ganas de leer, antes bien, despierta la duda de cuánto
se resistirá el personaje antes de llegar a donde tiene que terminar.
Pero este no es, estrictamente, un blog de
crítica literaria. Es un espacio para dar a conocer mis reflexiones sobre temas
constitucionales y de democracia; sin embargo, en ocasiones es un excelente
pretexto un libro para plantear asuntos de la mayor importancia. Y el texto de
Houellebecq queda como anillo al dedo para diversas cuestiones.
Hay que señalar que los sucesos de
la novela se presentan en una Francia cercana, en la que han hecho agua los
partidos tradicionales (¿recuerdan Venezuela?) y se enfrentan en las urnas,
también en las calles, el populismo de derecha de Le Pen, y un movimiento
musulmán, confesional pero moderado.
Frente a la caída de las
posiciones políticas tradicionales, y al encorsetamiento del discurso público
por lo “políticamente correcto”, el elector imaginario del libro se enfrenta a
dos opciones. Una ruidosamente radical, que reclama un regreso a una Francia
que nunca existió (regreso imposible, pero alegoría muy utilizada); y otra confesional, pero que se muestra tersa y racional.
El entorno se significa por un
alejamiento de la política como acuerdo, y el surgimiento de una elección
plebiscitaria, en donde el signo es “o con nosotros o contra nosotros”, en
medio de un descrédito general de los políticos así como una percepción de
alejamiento entre éstos y la realidad social.
El triunfo de una de las dos
opciones (lea el libro y sabrá quién ganó) implica una progresiva y acelerada
uniformidad social. El convencimiento tanto como la presión, digamos, suave, va
poco a poco alineando a los individuos en la fila de la conformidad, y el
adormecimiento de la crítica. Tal vez, producto del exceso de la discusión que
duró tantos años, lo que parece una referencia a la Francia de los años treinta,
o la Alemania de los veinte.
“Sumisión” es una novela que nos
hace reflexionar sobre la relación entre sociedad y política, entre
expectativas y realidades. Los límites del discurso público, la utilidad de lo
“políticamente correcto”, así como los lobos con piel de cordero. Vale la pena
leerlo en clave mexicana.
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