Digresión V. Del Espíritu de las Leyes 2022
En su famoso análisis acerca de la Constitución de Inglaterra, Montesquieu habla de la necesidad de dividir el poder a efecto de conseguir la protección de la vida y la libertad. La división tripartita que explica, con poderes que hoy rotulamos como ejecutivo, legislativo y judicial, permite que el poder no se vuelva tirano y abusivo.
La división de poderes entonces,
claramente, es un instrumento, una técnica, no un fin por si mismo. Así, los bienes
tutelados son la finalidad, y lo que presenta nuestro autor es una manera de
otras posibles para lograr tal objetivo.
Ahora bien, dado el momento en
que escribe Montesquieu, a mediados del siglo XVIII, y considerando que toda
obra es hija de su tiempo, debemos atender a que trabaja en un momento en que
no ha surgido con toda su fuerza el modelo de producción capitalista que, hijo
de la Revolución Industrial y la derrota del feudalismo en Francia, terminaría
por concentrar en pocas manos y pocos países una fuerza económica nunca vista
por la humanidad.
Si el día de hoy el distinguido
Barón renaciera, y con su mente aguda reflexionara sobre lo que pone en riesgo
a la libertad y la vida tan caras a sus intenciones, es probable que
reescribiera su obra, y presentara como riesgos potenciales, tal vez más fuertes
que los provenientes del gobierno, a los poderes económicos.
Ahora bien, para contenerlos, tal
vez no podría sino sugerir un fortalecimiento de los poderes gubernativos, y un
replanteamiento de la manera en que estos son electos así como controlados por
la ciudadanía.
Digamos, un “Del Espíritu de las
Leyes 2022”
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