A vuelapluma I. El primer informe del ministro Zaldívar.

(En esta nueva sección presentaré reflexiones cortas sobre acontecimientos o noticias jurídicas)

El primer informe del ministro Zaldívar.

Al ver primero y luego leer el discurso con el cual el Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación presentó su informe de labores recordé una idea de Robert Post y Reva Siegel[1], que distinguen entre “derecho constitucional” y “Constitución”, considerando que el primero se compone de las decisiones de los tribunales y la segunda expresa las convicciones populares.

No sostengo que el mensaje del minsitro Zaldívar deba leerse en clave de “constitucionalismo popular”, sino que la idea de que hay una separación entre cómo leen el texto constitucional la judicatura (y buena parte de la academia) puede estar desconectada de la lectura que haga la ciudadanía. Y esto también puede reflejarse en una concepción de aislamiento, de que las jueces y los jueces son miembros de una élite que no comparte las necesidades diarias de la mayoría de la población.

Es difícil de asir la percepción popular, compuesta lo mismo de opiniones ciudadanas que de sesudos análisis con sesgos de todo tipo; pero en el discurso del Ministro Presidente se apunta con claridad a una idea: se siente a la judicatura lejana del pueblo y rodeada de privilegios.

No afirmo que la percepción sea realidad. Tan solo que la realidad se compone de percepciones.

Aceptemos en principio que existe esa percepción, probablemente extendida a otras áreas del servicio público. Y aceptemos también que la mayoría de quienes laboran en el Poder Judicial (local o federal) llevan cargas de trabajo y soportan presiones intensas; esta discrepancia entre lo que se opina y lo que se hace requiere atención, porque a final de cuentas una judicatura que no es vista como confiable no es una judicatura con legitimación social.

Se me dirá que los jueces no requieren de la opinión pública para desarrollar su labor, contestaré que en el estado democrático del siglo XXI todos los poderes y órganos autónomos deben preocuparse de contar con el respaldo de la ciudadanía.

Varias de las medidas que se han venido ejecutando en este año dentro del Poder Judicial Federal apuntan en ese sentido: el combate a la corrupción, las nuevas reglas para evitar nepotismo, las acciones en materia de género, los cambios en la forma de comunicarse con la sociedad. Todo esto se permea en un mensaje que refleja autocrítica a la vez que también legítimo orgullo de cuerpo.

Todo esto apunta a un cambio en la cultura institucional, en un aparato tan grande y variado como pocos en la burocracia mexicana. En el informe se dieron cuenta de acciones concretas, pero la modificación de costumbres llevará tiempo y siempre puede regresarse a las viejas prácticas.

El mensaje ministerial mostró una decisión política del Presidente de la Corte pero también de toda ella como colegiado: si no nos reformamos, nos reforman. Mejor hagámoslo juntos.







[1] En Constitucionalismo democrático. Por una reconciliación entre Constitución y pueblo, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2013, p.132 (traducción de Leonardo García Jaramillo)

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